martes, 29 de marzo de 2011

Nominamiento

(no-mina-miento)

Ahí estoy yo. Sentada muy temprano en la sala de espera del consultorio mi analista. Llueve. Llueve lento, en silencio. Llueve sin parar pero de un modo que parece casi invisible. Corrí desde el auto hasta la puerta así que apenas estoy mojada. Los que esperan conmigo tampoco parecen mojados. No veo sus paraguas. ¿Corrieron o caminaron entre techos? Nada en sus caras me da una pista. ¿Los dejó un taxi en la puerta? ¿Los trajo el amante de la noche anterior? Tal vez son gente que no se moja, como los patos. En fin… el clima no va a mejorar.
Cada uno anda sumergido en sus cosas. Los celulares modernos mataron el tiempo muerto. Dos de cuatro no levantan la vista de sus gadget, otro ojea una revista de atrás para adelante. ¿Tienen sueño? ¿Pensarán en el tiempo o en lo que le van a decir a mi analista? Finalmente ninguno parece muy concentrado en lo que hace. Prefiero no mirarlos directamente. Hoy no quiero comenzar ninguna conversación. Supongo que ellos tampoco.
Las revistas son las mismas que las de la semana pasada. Ya me las leí todas, seguro la semana que viene aparece algo nuevo y entonces… se convierte en el objeto de deseo más preciado de esta antesala.
Opté por una salida visual al exterior. Una ventana, un árbol, ramas, hojas, muchas hojas, agua, pelo… pelo… pelo… ¿¡Pelo?! Si pelo. Mi flequillo alcanzó unas dimensiones descomunales debido a mi crónica indefinición sobre el porcentaje de cara despejada que quiero llevar. Siempre me pasa.
Sin mirar busqué en mi bolso verde y ahí la encontré.
Click- emite el pequeño objeto.
Clack
Click-Clack
Click-Clack-Click-Clclak-Click-Clack
Una auténtica Click-Clack!!! – dije en voz baja y el que estaba sentado a mi lado me miró.
¿Creatividad minimalista o expresión de una profunda desidia nominativa? Podrían haberla llamado “Sujeta pelo”, “Hebilla sonora a presión” o “Despejador de rostro triangular”. Pero no! El objeto pasa a la eterna fama con un nombre que reproduce con absoluta fidelidad sus sonidos de apertura y cierre. Esa gente es del mismo grupo de los que le pusieron el nombre al “Tiki-taka” y al MagiClic. Claro que los del encendedor doméstico, son una corriente no purista de este movimiento de apasionados por los estímulos auditivos simples.
Ahora recuerdo haber leído en una de estas revistas un artículo sobre corrientes antagónicas y salvajes pujas intelectuales entre los eruditos encargados de ponerle nombre a las cosas.
"Nominalistas silvestres Vs. Nominalismo significante"- decía la nota de tapa.
Los primeros ponderaban lo acústico, y los segundos defendían fervientemente el uso formal del lenguaje. Sorprendentemente compartían el método de nominamiento. Un número impar de expertos se reunía en una sala despojada de estímulos y durante horas miraban o manipulaban el objeto en silencio. Finalizada la fase contemplativa, debatían, votaban y decantaba el nombre definitivo.
Creo que fue a comienzos de los 60 o a mediados de los 50, cuando intensísimas discrepancias políticas, quebraron la unidad de los Nominalistas Significantes. Dicen que a pedido de los hacedores de manuales de empresas automotrices, se reemplazó “Pequeño anexo ventana de tres lados con baja capacidad para la entrada de aire” por “Ventilete”. El cambio causó estupor en los sectores más conservadores y fascinación entre los más jóvenes.
Ése fue el comienzo de una cruenta lucha interna, que los hizo olvidar de plano a sus legendarios archi enemigos Silvestres o Acústicos.
El movimiento disidente atacó con fuerza a las bases históricas, acusándolas de bastardear sistemáticamente la inteligencia del consumidor, con el uso forzando del estilo descriptivo.
Cepillo de dientes, abre latas, tableta mata mosquitos, tacho de basura, quita manchas, barre alfombra; son claros indicios de una tendenciosa maniobra discriminadora de las capacidades intelectuales de nuestra comunidad” – dijo el líder del movimiento revolucionario en un acto en la plaza.
Lo cierto es que gracias al hoy casi extinto ventilete, disfrutamos de palabras como manija, espéculo, bufanda, embrague o cuchara. Ellas me suenan a pura inspiración creadora……

-“A mí me toca?” -Qué rápido que pasa el tiempo acá.

Nota del autor: En este acto repudio a quienes hackearon mi post y agregaron una segunda línea a mi título original. Una corriente contemporánea, anónima y en intima relación con los avances tecnológicos, se dedica a la descomposición maliciosa de los títulos de artículos on-line. Pido disculpas a los lectores por no poder neutralizar semejante acto de vandalismo virtual. MFM

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